El Padre Nuestro de Santa Matilde por las Almas del Purgatorio

El Padre Nuestro de Santa Matilde por las Almas del Purgatorio


Oración enseñada por Nuestro Señor a Santa Matilde durante una aparición para el alivio de las almas en el Purgatorio. Cada vez que ella recitaba esta oración, veía legiones de almas del Purgatorio ascendiendo al Cielo.


Padre nuestro que estás en el cielo

Te suplico, Padre amoroso, que perdones a las almas del purgatorio por no haberte adorado como debían, sino por haber cerrado sus corazones a Ti, que deseabas habitar en ellos. Para expiar sus faltas, Te ofrezco el amor y el honor que Tu amado Hijo Te ofreció mientras estuvo en la Tierra y la abundante satisfacción con la cual Él pagó la deuda de todos sus pecados.

Santificado sea tu Nombre

Te suplico, oh Padre amoroso, que Te dignes perdonar a las almas del purgatorio por no haber honrado dignamente Tu Santo Nombre, por haberlo invocado rara vez con devoción, por haberlo usado a menudo en vano y por haberse hecho indignas del nombre de cristianas con sus vidas vergonzosas. En satisfacción por sus pecados, Te ofrezco la santidad perfecta de Tu Hijo, con la cual Él exaltó Tu Nombre mediante Su predicación y todas Sus obras santas.

Venga a nosotros tu Reino

Te suplico, oh Padre amoroso, que perdones a las almas del purgatorio por no haber deseado fervorosamente ni buscado cuidadosamente Tu Reino, solo en el cual existen el verdadero descanso y la gloria eterna. Para expiar toda la indiferencia que mostraron hacia todo tipo de bien, Te ofrezco los santos deseos con los cuales Tu Hijo quiso que fuéramos coherederos de Su Reino.

Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo

Te suplico, oh Padre amoroso, que Te dignes perdonar a las almas del purgatorio, especialmente a las almas de los religiosos, que durante su vida prefirieron su voluntad a la Tuya, por no haber amado Tu voluntad en todas las cosas, y por haber vivido y actuado a menudo según la propia. Para reparar su desobediencia, Te ofrezco la unión del Humilde Corazón de Tu Hijo con Tu Santa Voluntad, así como la pronta obediencia con la que Él Te obedeció hasta la muerte en la Cruz.

Danos hoy nuestro pan de cada día

Te suplico, oh Padre amoroso, que perdones a las almas del purgatorio por no haber recibido el Santísimo Sacramento del Altar con el deseo, la devoción y el amor que merece, por haberse hecho indignas de Él, o por haberlo recibido rara vez o nunca. Para expiar estos pecados, Te ofrezco la santidad perfecta, la devoción y el amor de Tu Hijo, así como el ardiente amor y el deseo inefable que lo llevaron a darnos este precioso tesoro.

Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden

Te suplico, oh Padre amoroso, que perdones a las almas del purgatorio los pecados mortales en los que cayeron, especialmente por no perdonar a quienes Te ofendieron y por no amar a sus enemigos. Por estos pecados, Te ofrezco la amorosa oración que Tu Hijo hizo en la Cruz por Sus enemigos.

No nos dejes caer en la tentación

Te suplico, oh Padre amoroso, que perdones a las almas del purgatorio por no haber superado sus vicios y concupiscencias, por no resistir a las tentaciones del diablo y de la carne, y por haber consentido voluntariamente a realizar malas acciones. Para expiar estos pecados, Te ofrezco la gloriosa victoria con la cual Tu Hijo venció al mundo y al diablo, así como Su santísima vida con Sus obras y fatigas, y Su amarga Pasión y Muerte.

Y líbranos a nosotros y a ellas de todo mal y toda aflicción por los méritos de Tu amado Hijo, y llévanos al reino de Tu gloria, que no es otro que tu gloriosísimo Ser. Amén.