Diferencia entre revisiones de «Conspiración y fraude en EEUU»
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Revisión del 16:38 27 nov 2021
Conspiración y fraude en EEUU
Batalla global de facto y posibilidad del regreso de Donald Trump
Felipe Pérez Martí
Noviembre 27, 2021.
Resumen
Aquí se demuestra que Estados Unidos, con el fraude electoral presidencial del año 2020, se ha contaminado con el Rentismo, una variante mortífera virus venezolano de la Maldición de la Abundancia. La enfermedad se encuentra en su etapa inicial y no será fácil detener un proceso de convergencia hacia la contaminación de toda la nación. Se caracteriza por ser altamente contagiosa y ya se está propagando por todo el mundo como una pandemia mortal. Una vez hecha la demostración de fraude usando herramientas de Teoría Económica, se abordan algunas cuestiones clave sobre la plausibilidad de la teoría de la conspiración, así como la posible sustitución de una república democrática en Estados Unidos por un régimen sin estado de derecho en el que un cartel de mafias internacionales, mueve los hilos de la política y la economía. Ese cartel, que podemos llamar Estado Profundo, consiste en una alianza entre China y las grandes empresas transnacionales. Se describe la guerra actual de nueva generación, incluyendo el uso determinante de las armas culturales globales de control mental y manipulación ciudadana. Dada la alta moral de combate de ciudadanos como Michael Lindell y Sidney Powell y los restantes patriotas, políticos e instituciones honestas, se demuestra que existe una importante probabilidad, después de fuertes batallas en varios escenarios de combate, de reversión de los efectos del choque exógeno adverso experimentado con el fraude electoral y de regreso de Donald Trump.
Introducción. Tesis y resultados
Esta es una versión revisada de este ensayo:
Aquí mejoro los argumentos en general, en particular los relacionados con Juegos de Señales, y el juego de facto del Halcón y la Gallina, para lo cual realicé un artículo técnico complementario:
https://www.movimientolibertadores.com/doc/SignalingGameFraudUS.pdf
También me centro aquí en la cuestión de demostrar que tanto el sistema electoral como el sistema judicial han fallado hasta ahora a los ciudadanos y al sistema democrático. Y hago una predicción más clara sobre el posible resultado de la confrontación de facto en la que se encuentra ahora Estados Unidos.
Tomando todo eso en cuenta, presento una prueba de conspiración y fraude en la elección presidencial del 2020 en Estados Unidos. En ese mismo sentido hay investigación empírica, como la de Michael Lindell y el Condado de Maricopa. E investigación teórica como la del Dr. Douglas Frank, basada en Estadística. La prueba nuestra está basada en teoría económica estándar aplicada al caso en cuestión, usando evidencia empírica pública. Tiene la utilidad de que llega a conclusiones robustas sobre conspiración y fraude incluso si no se tuviera éxito en mostrar evidencia empírica detallada sobre el escrutinio de los votos debido a obstáculos políticos y judiciales.
La razón es que situaciones como esta de información asimétrica entre los ciudadanos y los políticos sobre variables como el fraude electoral ocurren todos los días en economía y negocios, por ejemplo en la relación entre una empresa y alguien que busca trabajo en ella, y hay métodos para hacer inferencias sobre variables no observables como esas a partir de variables observables usadas como aproximaciones válidas, como el comportamiento público de los políticos sospechosos de corrupción. Mientras que las investigaciones empíricas sobre el fraude buscan examinar la variable misma del conteo de los votos y la calidad de los votos, nuestra investigación se basa en el comportamiento, público y notorio, de los políticos sobre la transparencia en esa materia. Si ocultan algo, la sospecha sobre ellos está justificada, como en el caso de Biden y Dominion.
La constatación del fraude, dado su carácter, su magnitud, su importancia geopolítica, nos hace explorar, en primer lugar, la hipótesis de un cambio de sistema político en los Estados Unidos. Mediante un golpe de Estado de nueva generación (sin echar un solo tiro), se estaría pasando de un sistema republicano democrático, en que rige el Estado de Derecho, hacia uno rentista. Se trata de una variación de la enfermedad de la maldición de la abundancia, que padecen países como Venezuela. En ese sistema, un cartel de mafias caza-renta capturan las instituciones del estado, a través de políticos y funcionarios títeres tarifados. Es clave el populismo rentista en ese tipo de régimen, en que las dádivas engañosas a sectores desfavorecidos complementan los mecanismos de fraude electoral sistemático. Los síntomas que vemos en este proceso nos confirma la hipótesis, acotando que se trata sólo del inicio del contagio de la enfermedad, y que todavía hay anticuerpos combatiendo el virus, lo cual puede muy bien, según predecimos basados en un juego de facto del Halcón vs Gallina, hacer revertir el mal y rescatar la república.
Dada su magnitud e importancia geopolítica de la conspiración, adelantamos la hipótesis de que el cartel de mafias caza-renta es no solo nacional, sino internacional, e involucra a China, Irán, Venezuela y las grandes corporaciones privadas financieras, de los medios, las empresas farmacológicas, el aparato industrial militar, y las grandes empresas tecnológicas. Nuestro análisis confirma esa hipótesis, igualmente, y caracteriza el intento de iniciar una toma geopolítica, económica y cultural del mundo entero por parte de lo que podríamos llamar Estado Profundo Mundial, una extensión de la expresión usada en otros contextos, y aplicable aquí también.
Sobre las armas de este golpe de estado, identificamos las culturales, mediáticas, tecnológicas y espirituales. Esa hipótesis también es confirmada por nuestro análisis, a tal punto que identificamos mecanismos de esclavización mental de los ciudadanos por parte del Estado Profundo, cuyo primer ministerio es el Ministerio de la Verdad, anunciado e impulsado por Bill Gates, de Microsoft. Los mecanismos de defensa contra el virus, por tanto, implican la lucha por la verdad y la libertad de expresión, mental y espiritual, e identificamos que la moral de combate es determinante en esta confrontación fáctica. Se trata de una lucha entre el bien y el mal, en unos tiempos que podemos muy bien identificar como apocalípticos, dadas las implicaciones para la raza humana, en peligro de extinción, como los mismos profetas cristianos han estado advirtiendo. Predecimos al final, usando teoría de juegos, que el bien triunfará sobre el mal, aunque la guerra será mundial y muy cruenta, con posibles muertes de miles de millones de personas, que por cierto es uno de los objetivos del Estado Profundo, por presuntos motivos ecológicos.
Aunque el artículo llega a conclusiones rigurosas desde el punto de vista teórico en todas estas materias, se usa un lenguaje llano, con ejemplos entendibles para el ciudadano común, por lo cual se explicitan conceptos básicos de manera extensa y detallada desde distintos ángulos. La explicación a expertos sería más directa y sencilla, pero nuestro objetivo es clarificar el panorama a esos ciudadanos y proveer de una herramienta útil de lucha política para los que buscan rescatar su república, habiendo hecho un diagnóstico adecuado que les da certeza sobre la teoría de la conspiración y el fraude, por un lado, sobre el carácter fáctico, no sólo jurídico y político-electoral de la lucha, y el entorno geopolítico también, por el otro, y formulando una estrategia adecuada, con sus tácticas y armas que les permitirían ganar la guerra, no solo las batallas planteadas en este momento.
Es natural que los líderes de una conspiración política y muchos de sus seguidores no admitan sus faltas en público y exijan que el pueblo estadounidense los considere inocentes hasta que se demuestre lo contrario en un tribunal. Incluso atacan a las personas, no solo a sus ideas, quienes se atreven a poner esto en duda. Aquí demuestro por qué, si seguimos el método científico aplicado a la administración de empresas y a la política, los agentes políticos acusados de conspiradores en nuestro caso de estudio son culpables de fraude incluso sin sentencia judicial: son culpables hasta que ellos mismos demuestren su inocencia. Esto puede parecer indignante para muchas personas, en particular para la mayoría de votantes del partido demócrata e incluso para muchos republicanos. Pero, como recuerdo aquí, es la base principal de una democracia representativa.
Por supuesto que el principio de presunción de inocencia se aplica a todos los ciudadanos y organizaciones privadas. Pero los políticos, las instituciones públicas y las empresas privadas como Dominion que participan en elecciones políticas y en las decisiones judiciales sobre fraude, son sujetos completamente diferentes en un juicio político, que es diferente, aunque relacionado, a uno legal. Lo extraño, y sintomático para nosotros en términos de la debilidad de las instituciones y la cultura democrática en este momento, es que creamos lo contrario por la influencia de los medios de comunicación y otros mecanismos culturales, y que lo hayamos aceptado como algo justo, lo políticamente correcto, cuando proviene de una doctrina que perjudica a los ciudadanos, es injusta e ineficiente, y beneficia a sus enemigos: los caza-renta y sus títeres políticos.
Como ejemplo de lo dicho, lo crucial de la primera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, la libertad de expresión, se basa en realidad en el hecho de que todos los políticos e instituciones públicas son culpables hasta que se demuestre su inocencia. Esto es coherente con lo óptimo, como mostraremos, que coloca la carga de la prueba sobre su inocencia en los políticos y las instituciones públicas, no en los ciudadanos. En otras palabras, la constitución y los fundamentos del método científico permiten a un ciudadano criticar a un político o institución pública y calificarlos de corruptos, por ejemplo, incluso sin pruebas judiciales.
Eso nos permite concluir que lo que hizo un juez para aceptar la apertura de un juicio por difamación, solicitado por Dominion contra Michael Lindell, Sidney Powell y Rudy Guiliani, es inconstitucional. Representa un terrible precedente de un ataque contra los derechos políticos más fundamentales de los ciudadanos en una democracia. Poner la carga de la prueba sobre los hombros de un ciudadano contradice el fundamento mismo de ese sistema político.
Dominion, aunque es una firma privada, está siendo juzgada por la gente por sus acciones en el ámbito público y, por eso, también es culpable hasta que demuestre su inocencia, como mostraremos aquí. Tiene la carga de la prueba para los asuntos de su desempeño en asuntos electorales, como quedará claro en nuestra argumentación. Y con más razón, pues es su obligación con los consumidores como empresa privada en un mercado que funcione, en que haya competencia y no poder de mercado. Esa práctica típica de un monopolio también se nota en este caso, lo cual hace sospechar también en una colusión, ilegal además de ineficiente para la sociedad, entre una empresa privada con ciertos grupos políticos.
El fallo de este juez, pues, otorga aún más poder a los poderosos y despoja a los ciudadanos de la defensa que las instituciones públicas deben hacer de sus derechos, pues están por el funcionamiento del sistema de democracia representativa, en una posición más débil. El juez con esto despoja a los ciudadanos de los derechos de propiedad sobre la república.
Como veremos en este trabajo, eso es lo que sucede en países infectados por el rentismo, una variación del virus mortal de la Maldición de la Abundancia que ha matado a las democracias en países como Venezuela. En esos países un cartel de los cazadores de rentas captura, a través de prácticas mafiosas, no solo al poder ejecutivo de la nación, utilizando a los sus representantes como títeres, sino a los restantes poderes públicos también, el sistema de Justicia y los cuerpos legislativos. Ese cartel también manipula las elecciones, captura a los medios de comunicación y muchas otras instituciones públicas y privadas, utilizando también el populismo rentista para inducir a la gente, especialmente a los desamparados, los desfavorecidos, los discriminados, como lo son la población negra, pobre, las mujeres, los homosexuales, los desempleados, trabajadores, los ancianos, etc, a votar por sus candidatos.
Una inferencia interesante a la que nos permite llegar nuestro análisis en este ensayo, basada en Juegos de Señales, es que la voluntad de Michael Lindell y Sidney Powell de presentar pruebas de sus afirmaciones demuestra que son héroes del pueblo. Dado que el rentismo implica una lucha de facto en la que quien gana es quien tiene más fuerza relativa, mostraremos que esa moral heroica de combate, alimentada por creencias religiosas y/o sentimientos patrióticos, es lo que podría impedir que el Estado Profundo se apodere de toda la nación. Y del mundo entero, ya que, como veremos, el rentismo no se detiene con la presidencia en un país, sino que quiere todo el pastel y todos los pasteles; todas las instituciones públicas e incluso privadas, y la servidumbre y hasta esclavitud de la gran mayoría de la población, utilizando cada vez más sus espacios conquistados.
Como quedará claro con cierto detalle, la tesis que los presuntos conspiradores mantienen con respecto a la falta de evidencia de fraude en Estados Unidos y la falsa inferencia de que eso despeja la sospecha contra ellos se basa en el uso de la falacia de la ignorancia: “como no se ha demostrado que el fraude sea cierto, es falso”. Demostraremos que esa argumentación es errónea y que su objetivo es pasar la carga de la prueba a sus oponentes, el pueblo estadounidense, mientras, por otro lado, usan en paralelo sus recursos mafiosos para impedir que ese pueblo pueda producir las pruebas. Basan su presunta inocencia, por ejemplo, en el hecho de que el Fiscal General William Bar y algunos tribunales han dicho que no encontraron pruebas significativas sobre fraude.
Contrariamente a eso, lo que está muy claro a estas alturas es que prácticamente todos los intentos de probar el fraude en los tribunales no fueron realizados por las instituciones públicas que se supone deben hacerlo, como el propio Departamento de Justicia y el FBI. Algunos de esos intentos fueron desestimados por motivos de procedimiento, por ejemplo, a nivel del Tribunal Supremo de Justicia nacional. Es por ello que los tribunales no han podido hasta ahora examinar realmente la prueba, ya que la carga de la prueba no fue asumida por las entidades preparadas para ello dada su capacidad logística y profesional y su función.
Como argumentaré aquí, el sistema de justicia le ha fallado al país, y algunos ciudadanos privados, en particular Sidney Powell y Michael Lindell, han tratado de llenar ese vacío. Las auditorías forenses que comenzaron en el condado de Maricopa están progresando mucho en el proceso de establecer la verdad en todo el territorio, y se predice que eso continuará en una guerra cuerpo a cuerpo en desarrollo, en la que el componente de facto tiene igual o más importancia que el de jure en esta etapa inicial de la enfermedad del rentismo. Si ese sistema logra controlar toda la nación, las luchas relevantes serán solo de facto, y la democracia, con su estado de derecho, se habrán perdido.
En este momento, la gran mayoría de los medios han dicho que en la auditoría de Maricopa se verificó que Biden triunfó, porque hacen creer que lo importante es el conteo de los votos totales. Pero han ocultado que esa auditoría mostró que una gran cantidad de votos determinante para el triunfo de Biden tienen fallas fundamentales, lo cual invalida el resultado, pues establece una duda razonable de cara al público. Así que, de manera importante, la duda es ya no solo sobre Biden, como político, sino sobre el sistema electoral.
De hecho, normalmente si el sistema electoral es confiable, el político no tiene que demostrar que no hubo fraude. Pero en este caso ese sistema está bajo gran sospecha. Lo mismo que el sistema judicial, que se agrega así a la lista de los sospechosos de corrupción, que tienen la carga de la prueba para demostrar su inocencia frente a los ciudadanos. Una cosa, relacionada con esa falla institucional, es que en este artículo se muestra que la lucha no es entre izquierda y derecha, por ejemplo, sino entre corrupción y honestidad en la política, de manera que no es extraño que un republicano, o un funcionario público de la administración de Donald Trump, como William Bar, entre otros, sea capturado por el cartel de mafias caza-renta. Mucho más si se trata de gente del partido demócrata ya implicado en la conspiración desde las instituciones mencionadas. Eso refuerza la presunción de culpabilidad del sistema electoral y el sistema judicial.
Por otro lado, como se ha verificado el fraude en Maricopa, argumento que existen incentivos para que se produzca una espiral en las auditorías forenses, ya que la evidencia es bastante similar en todas partes, como detallaremos con respecto a un patrón común observado en los escalones más bajos de la supuesta conspiración piramidal. Por esa vía es que concluiremos que es falso, entonces, que se haya encontrado que la alegación de fraude era incorrecta, incluso en presencia de algunos resultados negativos en los tribunales de justicia. Lo que es cierto es que el fraude tiene una muy alta probabilidad de ser real, y estamos en una guerra entre la verdad y la mentira en esta materia. Aquí usaremos de manera crucial el identificar de qué lado se ponen los políticos, si de la transparencia para develar la verdad, o de la obstrucción de la investigación al respecto. Eso nos dará el veredicto político, mientras la evidencia empírica se termina de verificar, sobre si son culpables o no, y si hubo fraude o no.
Otro asunto importante que hace falta tratar con profundidad es que muchos ciudadanos norteamericanos involucrados en buscar pruebas de fraude afirman que hubo una conspiración para “cancelar” la verdad en esa materia. Esa cancelación, según ellos, como en el caso de Michael Lindell, consistió en ocultarla a la exposición mediática e Internet, por un lado, y también para atacar el prestigio e intereses de los ciudadanos, denunciantes y dirigentes que se oponen al resultado del proceso electoral. Según esos ciudadanos, esa manera de proceder cancelando la verdad también involucró al FBI (que acosó a los denunciantes en lugar de investigar las acusaciones), el Departamento de Justicia y el Departamento de Seguridad Nacional, además de muchos funcionarios estatales y de condados, tanto republicanos, como demócratas. Esa afirmación es consistente con la teoría que presentamos aquí, que ilustra que la situación es esencialmente la misma de un caso de asesinato llevado a cabo por un cartel de la mafias de la droga: quieren borrar las pruebas incriminatorias y silenciar a los testigos, comprando en el proceso algunos funcionarios clave del gobierno, de la policía, los congresos nacionales y locales y el sistema judicial.
Nuestro ejercicio puede tomarse como una simulación teórica que nos orienta para la acción política y judicial, brindándonos una correcta interpretación de la realidad, ya que un remedio adecuado, una adecuada estrategia política, se fundamenta en un diagnóstico adecuado. Mi predicción acerca del resultado de esta guerra campal y crucial es que la verdad prevalecerá, pues los ciudadanos norteamericanos adoptarán la estrategia correcta, esbozada aquí, y hay suficiente fuerza para lograr el resultado, aunque esa fuerza incluye d e manera crucial el tema de la moral de combate. Trataré de contribuir aquí tanto con el tema del diagnóstico, como el del remedio adecuado en el empeño de los ciudadanos que luchan por la democracia y contra el Estado Profundo con mis capacidades: teoría económica y experiencia política en Venezuela.
El juicio político popular y el método científico.
¿Podemos condenar a los conspiradores por fraude sin un proceso judicial? En las dos próximas secciones realizo una simulación de juicio político ciudadano aplicando dos herramientas económicas que nos permiten probar el fraude sin mirar a la evidencia de los votos: la teoría Principal-Agente y los Juegos de Señales. Requiere una introducción explicativa para sentar las bases del método usado: el científico, aplicado a la política.
La ciencia económica ha desarrollado métodos poderosos para hacer inferencias basadas en variables observables cuando las personas tienen que tomar decisiones sobre variables no observables o intencionalmente ocultas, como la incapacidad o la corrupción. Estas herramientas se aplican en la administración de empresas, donde situaciones similares son cotidianas y están íntimamente relacionadas con la metodología que utilizan las ciencias naturales y sociales para buscar la verdad práctica. De hecho, incluso en las ciencias naturales, nunca afirmas tener toda la verdad, sino contar con la mejor teoría disponible hasta ahora sobre la realidad. El método falsacionista permite a los humanos producir mejores teorías cuando se descubre que la actual, tomada como el estatus quo del conocimiento, tiene problemas para explicar nueva evidencia. La prueba absoluta no es realmente observable, pero puedes aprender más y más sobre ella usando ese método. Para eso, se formula una hipótesis alternativa a la “hipótesis nula” para someterla a prueba, cuando se quiere explicar evidencia nueva con la cual esa hipótesis, hasta ahora el estatus quo, no es consistente.
De hecho, ese método también se utiliza en procesos judiciales para decidir si una persona acusada es culpable o inocente. La hipótesis nula es la de la inocencia. Si existen indicios, presentados por los acusadores, para dudar de ello, el tribunal, siguiendo los trámites legales, admite abrir un juicio en el que se alienta una búsqueda exhaustiva de las posibles pruebas. Si en el proceso de valoración de esa prueba, el juez y/o el jurado encuentra que es convincente, mirando también los argumentos de la defensa, adopta la teoría alternativa como el nuevo estatus quo de la sociedad: la persona es culpable.
Pero, como incluso en la ciencia, siempre existe la posibilidad de errores en esa decisión, que son de dos tipos: El error “tipo I” ocurre cuando el tribunal condena a una persona inocente (se acepta la hipótesis alternativa cuando la nula era realmente verdadera), mientras que el error “tipo II” ocurre cuando un criminal es absuelto (la hipótesis nula se acepta cuando la alternativa era la realmente cierta). Para minimizar la probabilidad de esos errores, el tribunal tiene el mandato de examinar muy cuidadosamente las pruebas para tomar la decisión final, y se pone del lado del estatus quo si no es lo suficientemente convincente. Lo que se busca con esto es minimizar la probabilidad de error I, para aceptarla evidencia sólo cuando hay suficiente convicción para admitir la hipótesis alternativa de culpabilidad. Es claro que si se ponen muchos obstáculos a admitir evidencia sobre la culpabilidad del acusado, aumenta el riesgo de caer en el error tipo II: absolver a un culpable. El tribunal debe sopesar la evidencia para decidir, pero sabiendo que se decidirán por la presunción de inocencia si la evidencia contra la persona no es suficientemente convincente.
Por todo esto es por lo que la parte del conflicto que propone la hipótesis alternativa, el acusador, tiene la carga de la prueba de manera natural, al igual que el científico que desafía el estatus quo tiene que probar su afirmación con evidencia suficiente que coincida con su teoría alternativa. Tiene que ser lo suficientemente convincente como para hacer que la corte renuncie a la teoría del estatus quo. Lo mismo ocurre en la administración de empresas. También debería ocurrir en política, pero con demasiada frecuencia, como en nuestro caso, no ocurre, como veremos aquí, lo cual en sí mismo es una señal de algo muy importante: esto no es normal, mucho menos óptimo.
Y ahora viene la sorpresa: como mostraremos, la hipótesis nula en política es que tanto Biden como Trump, así como cualquier político e institución pública o empresas privadas que desempeñen un trabajo público, como Dominion, son culpables a menos que se demuestre su inocencia. Y todos ellos tienen la carga de la prueba. Si Joe Biden, nuestro caso principal en este ensayo, no proporciona suficiente evidencia de que no hubo fraude, la gente debería seguir sospechando que es culpable. Lo mismo ocurre con Dominion y empresas similares que participaron en las elecciones.
Ahora pensemos en el tema de la minimización del error tipo I, pero con la hipótesis nula cambiada de inocente a culpable. El error de primer tipo en este caso consiste en absolver a un político sospechoso. El error tipo II consiste en condenar a un político inocente. Con esto en mente, para aplicar a nuestro caso de estudio, un número importante del jurado en nuestro caso de juicio político, los ciudadanos estadounidenses, no encuentran convincente que Biden haya ganado esta elección. Más del 50%, según algunas encuestas, piensa que hubo fraude. En las ciencias naturales y sociales, un error de tipo I superior al 10% no suele ser aceptable. El número habitual es de 5% o incluso menos.
Estos números indican que Biden, Dominion, el sistema electoral y el judicial, no han demostrado ante la mayoría del jurado su inocencia con respecto al fraude. Los ciudadanos no quieren caer en el error de absolver, ni a Biden ni al sistema que ha validado hasta ahora su proclamación, de su presunción de culpabilidad sobre ese presunto fraude. Y los ciudadanos examinan el resto del artículo, se van a afianzar en esa sospecha de fraude, y querrán tomar acciones para revertir la injusticia, pues Donald Trump sale absuelto en este juicio, como veremos, y la gente no quiere caer en el error tipo II en este caso: condenar a un político inocente en este proceso eleccionario.
Desde que Joe Biden asumió como presidente, prácticamente ningún tribunal ha admitido los casos por fraude, ya sea por decisiones procesales, o porque la parte que afirma que hubo fraude no tuvo la preparación suficiente para probar el caso. Ahora, puede parecer extraño, de nuevo, para muchas personas, pero según lo que hemos dicho, los que deberían haber iniciado el caso contra la acusación de fraude son Biden y su bando, dado que tanto el sistema judicial, como el electoral, están en duda. Recordemos lo dicho en la introducción sobre la evidencia de la auditoría forense en el Condado de Maricopa.
Esto probablemente sea visto por muchos como extremo, pero, como se ilustrará en el caso de Dominion usando el ejemplo del mercado, es la práctica que debería ser común y saludable si un sistema democrático funciona, pues eso garantiza que se mantenga como tal, y aunque lo que ha sucedido parece normal para muchos, tal vez porque ha sido así durante algún tiempo, esto refuerza la idea que discutiremos con más detalle de la democracia no está funcionando en los EE. UU.
En cualquier caso, y ante el duda sobre el sistema de justicia y sobre la inocencia de Biden y su campo acerca del fraude electoral, apelamos ahora a la gente para un juicio político simulado directo que nos permitirá demostrar fraude en el sentido de que la sospecha tiene un sólido fundamento, y debería ser tomada como la verdad sobre el asunto como la única garantía que el sistema democrático funciona y permanece saludable. Para eso utilizaremos las herramientas económicas mencionadas que permiten inferencias incluso en el peor escenario posible: si la evidencia real de fraude no se utiliza directamente en el veredicto final. Como variables observables tomaremos las actuaciones públicas y notorias de los políticos, países e instituciones juzgadas por la gente. Si bien, nuevamente, hay evidencia que claramente demuestra fraude y conspiración y las usaremos para fortalecer nuestras principales conclusiones, aquí iremos al extremo para probar nuestros puntos suponiendo que esa evidencia no ha sido mostrada, pues tomaremos esas variables de corrupción real como no-observables.
Los seguidores del partido demócrata, para aceptar nuestros argumentos, solo tienen que darse cuenta de que, en general, existe una clara correlación entre la corrupción y los intentos públicos de ocultarla, por un lado. Por el otro, existe una clara correlación entre la inocencia y la voluntad observable de ser transparente. Esas correlaciones son una condición necesaria en las prácticas científicas para poder replicar y poder establecer como nuevo estándar una nueva teoría propuesta para revertir el estatus quo, y en la administración de empresas y la economía en general para poder llegar a un acuerdo, denominado contrato, cuando la información asimétrica está presente entre los jugadores involucrados. En política bajo democracia, eso es lo que requiere un contrato social, una Constitución. De lo contrario, nos enfrentamos a una situación en la que el uso de la fuerza, y no el mutuo acuerdo, es lo que gobierna. Eso establece el estado de derecho frente al estado de fuerza para asuntos de justicia e interacción humana en una sociedad. Así que, aunque haya ciudadanos norteamericanos que no acepten esas correlaciones, las usaremos en nuestras conclusiones, pues son un hecho establecido con completa robustez en las teorías económicas usadas y las prácticas administrativas privadas y en las democracias que funcionan.
Los dos modelos económicos que encuentro útiles en esta situación para ser aplicados en esta sección son, nuevamente, la Teoría de la Agencia y los Juegos de Señales. El primero será usado para mostrar cuál es la hipótesis nula, que revelará quién tiene la carga de la prueba aquí. El segundo modelo mostrará, utilizando inferencias teóricas y políticas, que Biden resulta culpable de conspiración y fraude, y es el perdedor de esta elección, mientras que Trump resulta ser inocente y el ganador de la presidencia.
El Jefe, la gente; los empleados, los políticos.
En cuanto al primer tema, los ciudadanos y los políticos se ubican en lados opuestos de la contradicción Principal (o jefe) vs Agente (o empleado). Lo que separa a esos jugadores es la presencia de información asimétrica que cada uno de ellos tiene sobre el tema en cuestión. Un dentista, por ejemplo, sabe más que el cliente sobre el verdadero problema presente en los dientes del paciente; un Gerente General sabe más sobre su esfuerzo laboral que los dueños de la empresa; un solicitante de empleo sabe más sobre sus capacidades que un empleador. Etcétera. En nuestro caso, el político sabe más que los ciudadanos sobre cuáles son sus verdaderas intenciones y sobre las gestiones que hace en privado sobre la cosa pública. Es por eso, si están en proceso de decidir si contratar sus servicios o no, el paciente, los dueños de la empresa y el empleador (los jefes, los principales) quieren ver buenas referencias, en función del desempeño, para contratar al dentista, al director general y al solicitante de empleo, respectivamente (los agentes).
Esto implica que, al igual que el dentista, el gerente general y el aspirante al puesto de trabajo tienen que demostrar, con su desempeño real, que están bien capacitados, los políticos son quienes tienen la carga de la prueba en un juicio político hecho por el pueblo elector. De manera que la hipótesis nula en nuestros casos es la de presunción de culpabilidad para dentistas, solicitantes de empleo, gerentes generales y los políticos, ya que no tiene sentido que sus respectivos jefes comiencen por asumir que son capaces sin conocerlos. Y para conocerlos deben tener información sobre ellos, no solo por sus palabras, sino por evidencia empírica real: referencias confiables y desempeño observable por sus empleadores.
Si alguien afirma que tiene una alternativa mejor que el estándar actual, la hipótesis nula, tiene que demostrar que ese status quo es falso (en nuestros casos, Biden tiene que demostrar que no hubo fraude y Trump que no está mintiendo), y proporcionar la alternativa (que Biden es inocente y Trump no miente) como plausible, dada la evidencia disponible presentada por ellos. Y es por eso que el dicho de que "la esposa de César debe parecer honesta, no solo serlo" se aplica a los políticos: ella debe estar por encima de toda sospecha, con su comportamiento, para que los ciudadanos (los dueños en temas políticos, asumiendo que haya democracia) confíen en ella.
Entonces, lo que realmente debería ser indignante, si la democracia funcionara en Estados Unidos, es lo que la mayoría de los ciudadanos estadounidenses, incluso algunos votantes pro-Trump, creen: que la gente tiene que presentar pruebas de fraude en estas elecciones para demostrar que Joe Biden es culpable, cuando es él quien tiene que demostrar su inocencia, dado que tanto el sistema electoral, como el sistema de justicia, están también bajo sospecha. Si él quiere librar su nombre de sospecha, debe demostrar que es inocente. No al revés.
En el caso de Trump, él públicamente ha dado señales claras que está dispuesto a demostrar, si se le da la oportunidad, que no está mintiendo, a través de someterse al veredicto de auditorías forenses en cada condado, por ejemplo, o mediante auditorías forenses cibernéticas. Al bando de Biden la actitud de Trump podría parecer desprovista de costos. Pero en este caso el resultado podría perjudicarlo mortalmente como político, sobre todo porque no ha reconocido su derrota y no ha concedido la victoria a Biden.
De hecho, ya la mayoría de los medios lo están tildando de mentiroso y de dictador; de no aceptar las reglas democráticas; de no aceptar el veredicto de una votación. Han adelantado la teoría de que está mintiendo a sabiendas, solo para mantener su popularidad entre el pueblo republicano de cara a las elecciones siguientes. Pero esta teoría no tiene sustento si él está dispuesto a ser expuesto como un mentiroso si hay auditorías forenses. De ser esto cierto que miente a sabiendas, las consecuencias para un político deberían ser devastadoras si un sistema democrático funciona, como veremos con más claridad en la sección de juegos de señales. La razón es que ni siquiera los republicanos elegirían a un mentiroso, aunque fuera republicano. En una primaria, por ejemplo, eso sería devastador para él.
Retomando el caso de Biden, su actitud transgrede el principio básico normal en ventas, contrataciones, etc, que debería ser natural también en una democracia representativa, como hemos visto: un aspirante a un trabajo no puede pretender que sean los dueños de la empresa quienes tengan que demostrar que está capacitado para trabajar y luego contratarlo. En ese tenor, el bando de Biden llega al extremo de utilizar la falacia de la ignorancia: dado que no se ha demostrado que el fraude es cierto, entonces es falso. En otras palabras, dado que no se ha demostrado que el solicitante de empleo es incapaz, entonces está capacitado, por lo que el empleador tiene que contratarlo. ¿No es esto indignante? Pero eso es exactamente lo que está sucediendo aquí, para sorpresa de mucha gente: algo anda mal en sus mentes, entonces, y hablaremos de eso también cuando abordemos los aspectos culturales de este conflicto político.
Para terminar de aclarar lo dicho en relación a la falacia de la ignorancia, en términos estrictamente lógicos, dicha falacia siempre es falsa. Si algo no ha sido probado como cierto, no es necesariamente falso, pues puede ser que la prueba aún no haya aparecido. Pero tanto en la práctica científica como en un juicio, ya sea en un tribunal o por parte del pueblo, el argumento es falso, pero solo hasta cierto punto: el requisito relacionado con quién tiene la carga de la prueba. La convención social y científica es que la hipótesis nula es verdadera a menos que se pruebe que es falsa. En el caso de un proceso judicial, un ciudadano es inocente a menos que se demuestre su culpabilidad, ya que el acusador tiene la carga de la prueba.
Lo que hemos demostrado es que para un político, el deber ser para la gente es suponer que es corrupto a menos que demuestre, más allá de una duda razonable, que es honesto. En nuestro caso electoral, se debe suponer que hubo fraude a menos que el bando de Biden demuestre, más allá de toda duda razonable, que no lo hubo. La razón es que Biden debe tener la carga de la prueba, como hemos demostrado. Si el sistema electoral y de justicia funcionara, eso no sería necesario, realmente. Pero en este caso, y como he dicho, la duda permanece para muchos del jurado, el pueblo, que por eso debe ponerse de lado, y de hecho se pone, como se espera también, de la hipótesis nula, del veredicto de culpabilidad. Por eso queremos analizar ahora con más cuidado qué indicios hay sobre si el sistema de justicia y el sistema electoral le están fallando a la gente.
Las instituciones que deciden si hubo fraude o no.
Para introducir el tema, la demostración más clara hasta ahora de que el sistema electoral ha fallado en las elecciones del 2020 es el comportamiento de la Comisión Electoral del Condado de Maricopa, Arizona. La auditoría forense, llevada a cabo por el Senado respectivo, no solo no contó la colaboración de esa Comisión. Sino que tuvo que lidiar con una constante obstrucción. Y no solo eso: esa comisión llegó a acciones criminales, tanto locales, como federales. Eso fue constatado claramente en la audiencia que le hizo el Senado del Estado a esa Comisión luego de la auditoría. Pero para tener un veredicto final sobre ese asunto, el caso está en manos del Procurador general Mark Brnovich para incoar cargos legales contra los involucrados.
Es de hacer notar que esta auditoría ocurrió no solo porque algunos senadores, diputados, y líderes políticos lo querían, sino porque la ciudadanía presionó en todo momento para que ocurriera. Por otro lado, ciudadanos no relacionados con la política, como Michael Lindell y Sidney Powell, han hecho investigación ellos mismos sobre el fraude, gastando grandes cantidades de recursos propios y ciudadanos en el proceso. Las conclusiones a que ellos han llegado sobre fraude masivo han sido similares a las de la auditoría de Maricopa, pero para todo el país.
En este documento estamos haciendo un gran esfuerzo para prescindir de la evidencia empírica sobre fraude constatado en la práctica. Como hemos dicho, nos concentramos en los indicios teóricos de fraude que vienen del comportamiento de los jugadores involucrados en el juego político, usando los dos modelos aludidos, de Teoría de Agencia, y de Juegos de Señales. Pero estos indicios y procesos reales citados, como veremos, nos sirven para hacer inferencias estrictamente teóricas sobre el sistema electoral y el judicial, materia de esta sección. Además, si nuestra conclusión teórica es cierta, se aplica a toda la nación, no solo a un Condado. Y, como demostramos, la lógica económica te permite inferir que los métodos empleados en todos los condados tienen la misma lógica de planificación estratégica, aunque la táctica del plan se adapta, naturalmente, al condado específico. Esto también concuerda con lo que ha encontrado Michael Lindell para todo el país.
Volviendo a lo teórico, entonces, es importante señalar que el juicio político ahora, después de las elecciones, se trata de la sospecha de fraude y conspiración para cometer fraude, no de la competencia entre Biden y Trump en cuanto a quién es la mejor alternativa para ser elegido como agente del pueblo en la Presidencia de Estados Unidos. A estas alturas ya se acabó el juicio ciudadano en el que la gente compara a ambos candidatos y decide, ya que el veredicto del pueblo, el jurado en ese juicio político para elegir al mandatario, ya se emitió mediante los votos. El tema ahora es si se contaron bien esos votos. Los candidatos que quieren acatar el resultado, cualquiera que sea, son bien vistos por ese jurado. Si no, son mal vistos, pues irrespetarían su veredicto, y a ellos se debe obediencia.
En efecto, la gente ahora juzga a cada candidato, que es sospechoso por las mismas razones aludidas arriba, por separado, no en el mismo evento de elección o juicio. Este no es un asunto fácil, ya que muchas personas tienden a inclinarse a favor de uno u otro al juzgar sobre el fraude electoral. Por ejemplo, si un ciudadano partidario de Trump sostiene públicamente que hubo fraude, mientras no cree que esa afirmación sea cierta, está faltando contra sí mismo, pues está actuando contra la república. Esa persona tiene que respetar la voluntad del pueblo. Si la mayoría eligiera a Biden, él debería ser el presidente, y todos deberían reconocerlo. Lo mismo para los partidarios de Biden en el caso de que Trump fuera realmente el elegido. De lo contrario, actuarán contra sí mismos también, ya que si no hay democracia con estado de derecho, todos los ciudadanos, demócratas o republicanos, resultan perjudicados.
Nos debemos enfocar en el posible fraude electoral. Pero ahora el asunto involucra al sistema electoral y el judicial, pues el resultado y su revisión, dependen no solo de Biden y Trump, sino de quien contó los votos y quién está dispuesto o no a revisarlos ante denuncia de presuntos manejos fraudulentos en su realización o conteo. Para eso volvamos a nuestros ejemplos económicos, que arrojan luz sobre el meollo del asunto, y qué papel juega cada jugador.
La elección de un presidente es como la elección de un director ejecutivo en una empresa. El sistema electoral es como un comité designado para contar los votos de los accionistas. Si existe sospecha de fraude entre los propietarios, no solo resulta involucrado el candidato a agente sospechoso. El sistema electoral también, ya que por alguna razón podría favorecer a uno de los candidatos frente al otro. En una empresa desarrollada existe un comité disciplinario, relacionado con Recursos Humanos, que dictamina sobre el desempeño, en particular las posibles fallas, de dicho comité electoral. En el país, el comité electoral es el Sistema Electoral. El tribunal disciplinario es el Sistema de Justicia.
Antes de analizar a cada una las instituciones encargadas de evaluar el posible fraude, hay que dejar sentado que si existen dudas del pueblo sobre la elección del Presidente de una nación, tanto el Sistema Electoral como Sistema de Justicia deben interpretarse como representantes de los intereses del pueblo en esa materia, si hay democracia, ya que el pueblo es el propietario, como los accionistas en la empresa, y quieren que prevalezca la justicia en cuanto a su voluntad de elegir a su agente político. Por lo tanto, se aplica a esos sistemas lo mismo que a los políticos: están bajo sospecha como hipótesis inicial. Y por tanto, tienen la carga de la prueba en relación a las sospechas que se ciernen sobre ellos. Deben ser los primeros en mostrar una actitud y unas acciones conducentes para dejar claro a los ciudadanos que son inocentes de complicidad en un posible fraude.
El sistema judicial
Cuando en una empresa existen serias dudas sobre la elección del Gerente General, es el departamento de Recursos Humanos, que debe tener independencia en relación al gerente electo, obviamente, al que le corresponde abrir una investigación preliminar sobre la actividad del Comité Electoral. En el mismo sentido, corresponde al Sistema Judicial de un país, que es un poder independiente el poder ejecutivo, hacer investigaciones sobre el Sistema Electoral si hay dudas sobre el escrutinio. Y el Sistema Judicial norteamericano, como el departamento de Recursos Humanos, debe iniciar sus propias investigaciones, a motu propio, sin esperar siquiera denuncias de presunto fraude.
La evidencia que ha surgido y que comentamos sobre Maricopa y la que ha recabado Michael Lindell indican claramente que el Departamento de Justicia y el FBI han fallado en sus funciones. En particular con los grandes porcentajes de cuestionamiento sobre el fraude electoral por parte de la gran mayoría de los republicanos, una parte importante de los independientes, y un porcentaje no deleznable de los demócratas, que en total suma a más del 50% de todos los votantes. Es como si una parte muy importante de los accionistas de la empresa, más de la mitad, creyera que hubo fraude al elegir su gerente general. Más aún, que un grupo de ellos, a motu propio hallara evidencia factual de fraude generalizado, y el Departamento de Recursos Humanos no sólo no haya hecho una investigación formal al respecto, sino que se niegue a hacerlo.
Es bueno mencionar que el sistema judicial está equipado con profesionales expertos y presupuesto, no solo para hacer investigaciones sobre el Sistema Electoral, sino sobre sí mismo, cuando se sospecha que hay miembros de la organización fallando en sus funciones. Son los cuerpos de investigación interna. Mientras tanto, los ciudadanos privados no tienen la logística ni son profesionales expertos para hacer eso. Los contribuyentes pagan al sistema de justicia para que lo haga, y el hecho de que los ciudadanos privados lo hayan hecho con sus propios recursos es una señal preocupante de una falla del sistema de justicia. Una vez ocurridas las elecciones, pues, tienen la obligación, en el nuevo juicio político, de ver si la sospecha sobre el Sistema Electoral, incluidas las empresas privadas que realizan un trabajo público, como Dominion, está fundada, y el resultado no reflejó la voluntad de los propietarios. Y la sospecha es bastante grande, de nuevo, a juzgar por las encuestas al respecto.
El Sistema Electoral, y el grupo de Joe Biden.
Con este marco en mente, ahora podemos abordar con más precisión las cuestiones de los procedimientos técnicos y la admisión de pruebas mencionadas anteriormente. Cuando hay un conflicto entre dos actores en el tribunal, es natural que el imputado evite que se admitan pruebas incriminatorias en el juicio, y se esmere para detectar fallas procesales en el acusador para desestimar el caso. El acusador, por otro lado, presionaría para que se admitan pruebas y para evitar errores de procedimiento.
Ahora, como hemos establecido, el acusador, siendo la parte que tiene la carga de la prueba, es el propio Biden. Pero como hemos mostrado en esta sección, hay otro acusador, que también debería tener la carga de la prueba en su caso específico y relacionado: el sistema electoral, incluidas empresas como Dominion, en probable colusión con Joe Biden y, como ha traslucido, el Sistema Judicial mismo. Tanto el grupo de Biden, como el Sistema Electoral y también el Sistema Judicial mismo son las partes que deberían haber pedido que se abriera el caso en el sistema judicial (en el caso en que se tratara de este último, activar los cuerpos de investigaciones internas) para demostrar su inocencia más allá de cualquier duda razonable.
De manera que, lo que es completamente extraño desde el punto de vista de los principios económicos, políticos y de justicia es que sean esas precisamente las partes involucradas en evitar que las pruebas sean admitidas para el juicio, y poner obstáculo tras obstáculo en el camino de los procedimientos iniciados por ciudadanos que han emprendido, con sus propios recursos, los intentos de juicio. Dominion llega al extremo de presentar cargos en los tribunales contra personas como Michael Lindell y Sidney Powell, por tratar de arrojar luz sobre los procedimientos y resultados electorales.
Como un aspirante a un trabajo, en nuestro ejemplo económico, Biden tiene que enfrentar cada posible mancha en su currículum vitae que aparece ante los empleadores, ya que quiere limpiar su nombre. Su enemigo es la presunción, incluso la sospecha, de culpa, en la mente de la gente: su alter ego es el que está bajo sospecha, como en el caso de un aspirante a empleo. Lo mismo ocurre con Dominion, la empresa privada a la que le gustaría tener, si las cosas estuvieran funcionando como deberían, en un mercado normal, una imagen prístina ante sus clientes. Pero están actuando completamente en contra de esta manera de proceder, lo cual inmediatamente genera sospechas. Y condenación del pueblo, como seguiremos demostrando.
Como dijimos, las partes dentro del sistema de justicia que representan los intereses de la gente en estos asuntos deben incluir al Departamento de Justicia, el FBI. Pero la CIA también, ya que se trata de asuntos de inteligencia internacional. También los propios tribunales, ya que el sistema electoral también está bajo sospecha. Si Joe Biden, DOJ, FBI, CIA y los tribunales están evitando las pruebas, colocando obstáculos procesales y evitando abrir el caso, se están colocando directamente contra la gente: como su enemigo y el usurpador de su poder.
Joe Biden y sus partidarios directos e indirectos están actuando como un solicitante de empleo que, en lugar de intentar despejar las mentes de los empleadores de dudas y sospechas, se contrata a sí mismo, a través de sus aliados en Recursos Humanos, en contra de su voluntad. Esto indica, como se desprende de este análisis, que Biden es cierto que cuenta con apoyo dentro de la firma contra los propietarios, ya que esta no es una transacción basada en la voluntad de los comerciantes, el solicitante y la empresa, sino en la fuerza bruta de uno de ellos. En nuestro caso, el apoyo proviene de los conspiradores que se describen a continuación, y por los argumentos aquí expuestos, las instituciones públicas mencionadas; y empresas privadas como Dominion están bajo sospecha de ser parte de ella. Directa o indirectamente; a sabiendas o sin saberlo.
Supongamos por un momento que el Sistema de Justicia no es parte consciente de la conspiración. Lo que hemos visto nos permite concluir entonces que, además de las malas opiniones políticas sobre Joe Biden de una parte importante de la población, ese sistema de justicia no está preparado para lidiar con situaciones como esta hasta el punto de permitir que un enemigo del pueblo la use en su favor y contra de ese pueblo.
La Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos
Por eso la responsabilidad de la Corte Suprema de Justicia es crucial aquí, ya que este tipo de situación, que es extraordinaria, amerita invocar el principio constitucional de la “necessitas”. Este principio se aplica cuando una autoridad no cumple con su deber hasta un grado de subvertir la paz garantizada por el contrato social que se supone que está vigente, y el pueblo tiene el derecho de rebelarse contra él, y es perfectamente predecible por la teoría. Ese principio se aplica cuando el estado de derecho no se mantiene. Entonces, lo que hemos descrito es una señal preocupante de que el sistema democrático en los Estados Unidos está fallando y no está preparado para lidiar con situaciones fuera de lo común como esta que ponen en peligro la naturaleza misma de la república democrática. Los intentos actuales de rebelión que vemos en algunas personas, o las propuestas de secesión de algunos estados que observamos, son comprensibles.
Dado que el caso de la Corte Suprema es emblemático, quiero destacar, utilizando la teoría económica, que lo que ha hecho hasta ahora resulta ser incorrecto desde el punto de vista de la justicia de la nación como un todo. El tribunal argumentó que Pensilvania y los demás Estados acusados tenían autonomía con respecto al proceso electoral. Pero en economía conocemos las implicaciones de las “externalidades negativas”, que muestran que la autonomía en este caso no tiene sentido. Si un vecino toca la trompeta demasiado fuerte, tienes derecho a pedirle a las autoridades que lo obliguen a comportarse bien. El principio de autonomía con respecto a lo que hace en casa se anula si esas decisiones afectan negativamente a otros hogares a su alrededor. Las autoridades pueden dudar de tus motivos cuando denuncias al trompetista, pero si no solo tú, sino otros vecinos se quejan del ruido desagradable, tienen la obligación de mirar las pruebas; para abrir el caso e investigar quién tiene razón. Lo correcto para el Tribunal Supremo fue pensar “fuera de la caja” (para situaciones fuera de lo ordinario), ya que esta es una situación histórica novedosa y crucial en la historia de los EE. UU., abrir el caso y, de ser necesario, producir nueva jurisprudencia, basada en la constitución nacional, dadas las implicaciones nacionales en cuestión. Una acción oportuna de la Corte Suprema, en el nuevo caso a ser introducido por Michael Lindell, podría evitar males incalculables para ese país.
La conclusión de esta sección es que, si solo los ciudadanos y políticos sin los recursos adecuados y el apoyo de otras instituciones públicas para investigar tienen la carga de la prueba, no se puede hacer mucho para administrar justicia en el país, en particular cuando los poderosos tienen muchos recursos utilizados para defenderse del pueblo, e incluso para atacar sus personas y su prestigio, utilizando las instituciones públicas y la ley de forma torcida, como hacen las mafias. El sistema de justicia está fallando gravemente a la gente y a la nación. Como decimos a continuación, esto podría cambiar, ya que todavía hay patriotas e instituciones en Estados Unidos contraatacando.
Juego de Señales y fraude
Ahora estamos preparados para el paso final del juicio político directo por parte del pueblo, haciendo uso de su derecho de opinión en una democracia, y de acción defensiva en un régimen de facto. Para el argumento teórico final utilizamos el segundo modelo económico, los Juegos de Señales. El juego, y las conclusiones aquí, se explican en un documento técnico complementario "Biden ha abandonado la democracia":
https://www.movimientolibertadores.com/doc/SignalingGameFraudUS.pdf
Joe Biden y Donald Trump
Como podemos ver con rigor en dicho artículo más técnico, la clave es que los conspiradores no pueden asumir los costos de ser transparentes, pero el campo de Trump sí. Por otro lado, el campo de Trump no puede presentar pruebas de fraude si este no es cierto. De hecho, también en este marco del juego de señales, si el bando de Joe Biden realmente no fuera culpable, en lugar de atacar a los partidarios de Trump y ponerlos a la defensiva, ellos, como una señal convincente para la gente, habrían sido los promotores más activos de la revisión de la evidencia como vimos usando el modelo anterior.
Más precisamente en este modelo, la única forma de que el lado de Biden evite importantes sombras de duda que manchan los resultados y su credibilidad y también su mandato, era asumir el riesgo de que se demostrara su fraude en los tribunales como una "señal costosa", para la gran mayoría de los ciudadanos estadounidenses, como se le llama en los Juegos de Señales. Eso es lo único que claramente separaría al bando de Biden del supuesto mentiroso, Donald Trump. La lógica de ese "equilibrio separador" en este juego de señales es simple: Trump no puede, incluso si quiere, proporcionar pruebas de fraude si este no existe, como dijimos, y la razón es que sería demasiado costoso fabricar tales pruebas: Es básicamente imposible comprar, engañar o forzar violentamente a todos los involucrados, etc.
Para resumir el caso Biden simulando los dos modelos, incluso antes de los resultados electorales, él es culpable, como político, a los ojos de la gente, y esa es la hipótesis a ser probada por sus acciones. En segundo lugar, los intentos persistentes, coordinados e inflexibles de Biden, el partido democrático, los Grandes Medios, las grandes empresas tecnológicas, Dominion y los conspiradores del sector político, incluidos algunos republicanos, de "cancelar" no solo la búsqueda de la verdad, sino quienes son testigos directos y han encendido las alertas, de los estadounidenses, confirman que la hipótesis inicial es cierta.
Nótese que esto es así no solo en la mente del pueblo republicano. También en la mente de los seguidores de base de Biden cuando se dan cuenta de las implicaciones que tienen para ellos. En este momento hay encuestas que dicen que entre un 35% y 40% de los demócratas creen que las elecciones fueron manipuladas. La simple afirmación de que Joe Biden es inocente es lo que se llama en estas teorías una señal de “hablar paja”, y lo que hace es lo opuesto al propósito pretendido: eso se toma en el juicio político como una actuación que confirma la hipótesis de culpabilidad inicial. Si los patriotas son capaces de sensibilizar a los ciudadanos estadounidenses engañados, es de esperarse el pronto final de la luna de miel de los demócratas de base con la administración de Joe Biden, dadas sus señales descritas, además de las muchas decepciones que ya han experimentado, como Afganistán, la economía y cuestiones fronterizas.
China
El mismo tipo de argumento se aplica a la participación de China. Sobre este asunto, y teniendo en cuenta la información proporcionada por Michael Lindell, los partidarios de Biden podrían afirmar que es muy difícil detectar la dirección IP real de una computadora, ya que podría usar una VPN para enmascararla. Pero el hecho de que los piratas informáticos patrióticos de EE. UU. afirman que han detectado todos los demás elementos del fraude, incluido el número detallado de votantes cambiado, y están dispuestos a presentar declaraciones juradas sobre el asunto, establece la fundamentación para que la gente abra el caso de juicio político contra ese país extranjero. En particular porque ese país tiene enormes incentivos para involucrarse en este asunto de esa manera: para ellos es una cuestión de miles de millones de dólares que ahorran si Biden, y no Trump, está a cargo. En conclusión, Joe Biden y su equipo también tienen la carga de la prueba aquí.
Donald Trump: ¿está mintiendo?
Trump, como político, también está sujeto a sospechas en una democracia que utiliza el mismo principio comentado de la esposa de César, y podría ser confirmado culpable porque su afirmación de fraude podría ser un engaño. Pero el hecho de que estuviera dispuesto a presentar la evidencia en la corte y enfrentar el veredicto, incluso si fuera en su contra, es en sí mismo una señal costosa en nuestro segundo modelo, que lo separa claramente de Joe Biden.
Sidney Powell y Michael Lindell
Por el mismo tipo de razones, aunque apoyen a Trump, la actitud de Michael Lindell y Sidney Powell contará con la simpatía de la gente, que son los jueces finales en un juicio político, al menos si la democracia estadounidense sigue funcionando. No son políticos, sino simples ciudadanos y defensores de los derechos de las personas, que se esfuerzan por revelar la verdad a un costo personal enorme, y para solicitar juicios al respecto, incluso cuando, como explicamos, no tienen realmente la carga de la prueba. Desempeñan, junto con muchos otros voluntarios, el papel de un comité de voluntarios adecuado elegido por los propietarios de la empresa que sospechan de complicidad del comité electoral para verificar la elección de los candidatos a Gerente General. Eso favorece mucho a Trump en lo que vendrá si los patriotas triunfan, a lo cual le doy una alta probabilidad de ocurrencia, en la guerra que está en pleno desarrollo en este mismo momento.
Ha habido un ataque brutal realizado por los Grandes Medios contra Sidney Powell y Michael Lindell debido a sus acciones al respecto. En particular, Dominion los ha acusado ante un tribunal de presunta difamación. Como han dicho los abogados de la Sra. Powell y el Sr. Lindell en su lenguaje legal, ellos, como ciudadanos, tienen el derecho a la libertad de expresión: el derecho a realizar un juicio político personal contra políticos, instituciones públicas y el sistema electoral. En particular, Dominion, que es parte de ese sistema. Y no tienen la carga de la prueba, como he demostrado. Sus enemigos pretenden utilizar, de nuevo, la falacia de la ignorancia: como no se ha demostrado que el fraude de Dominion sea cierto, es falso, y quien diga lo contrario, los está difamando. Indignante. Dominion es quien, como el sistema electoral, junto con Joe Biden, tienen que enfrentarse a los tribunales y demostrar que son inocentes, si los tribunales estuvieran haciendo su trabajo, pues son ellos quienes tienen la carga de la prueba, no Sidney Powell o Michael Lindell.
Como ejemplo de la batalla legal, echemos un vistazo a la frase que representa el argumento principal de los abogados de Sidney Powell, utilizada por los Grandes Medios para acusarla a ella de mentirosa: “Las personas razonables no aceptarían tales declaraciones como un hecho, sino que las verían sólo como afirmaciones que esperan ser evaluadas por los tribunales a través del proceso de litigación”. Según nuestro razonamiento expuesto arriba, es falso que esto signifique que ella es una mentirosa. Debe quedar clara la diferencia entre ser la parte acusada y ser la acusadora. Si pierde la acusación en ese proceso abierto contra ella, el impacto económico negativo para su persona es enorme. Por otro lado, si pierde siendo la acusadora, solo tiene costos menores en comparación, mientras que Dominion tiene que pagar el precio de un crimen enorme.
Eso debería explicar a algunas personas la estrategia del equipo de la Sra. Powell en este proceso legal en el que sus abogados emitieron ese alegato, basado en principios simples de artes marciales para esquivar el golpe de un enemigo y usarlo en su contra. Esto último ha sido constatado, en cierto sentido, ya que los Grandes Medios mordieron el anzuelo y sus mentiras son contraproducentes, al menos en el público enterado de estas cosas. Pero el mayor apoyo proviene de una cuestión de principios democráticos, éticos y de justicia. En ese sentido, la traducción correcta, dado el marco de interpretación correcto que hemos demostrado, es la siguiente:
“Los ciudadanos razonables sabrían que esas declaraciones son opiniones políticas, a las que la Sra. Powell tiene derecho con base en el principio constitucional de libertad de expresión. Para ser probados como hechos, deben ser llevados ante un tribunal de justicia en el que ambas partes del conflicto tengan la oportunidad de presentar sus casos, para que salga a la luz la verdad sobre ellos. La opinión de la Sra. Powell es que son ciertas, y ella estaría defendiendo ese lado en un juicio legal, aunque ella no tiene la carga de la prueba ”.
Es crucial aquí que en la acusación de Dominion en la corte, la empresa tiene la carga de la prueba. Con nuestra interpretación, no tienen un caso a favor, y la razón principal es el derecho a la libertad de expresión. Ahora bien, si algún tribunal aceptara las diversas mociones con ese fin formuladas por la Sra. Powell y el Sr. Lindell, ellos, como acusadores, tendrían la carga de la prueba. No hay problema. Como hemos dicho, ese trabajo debería haber sido ejercido por el Departamento de Justicia. Pero dado que esa institución le ha fallado a la gente, la Sra. Powell y el Sr. Lindell están dispuestos a asumir ese papel, incluso con las posibles malas consecuencias. Esta es la señal costosa que mencionamos antes, que los separa de los conspiradores, los tramposos.
Con respecto a Michael Lindell, ha dado una señal costosa adicional, importante y específica, durante su Simposio Cibernético: si alguien demostraba que sus acusaciones de fraude cibernético eran falsas, recibiría $5 millones. Un par de saboteadores se presentaron e intentaron encontrar los puntos débiles del Cyber análisis forense. Pero lo máximo que pudieron hacer fue confabularse con los Grandes Medios para mentir sobre el evento y la prueba. Ese es el caso de Josh Merritt, quien se infiltró en el “equipo rojo” de la gente cibernética. Por supuesto, los Grandes Medios lo sitúan como una persona vinculada a Lindell que presuntamente comprobó que todo iba mal para el activista patriota. Pero el vínculo es falso, y no aportó ninguna prueba, por lo que no ganó el premio por ese motivo, como han testificado públicamente otros expertos cibernéticos, no relacionados con Lindell, quienes han testificado que la prueba de fraude es sólida. Por lo tanto, esa señal costosa adicional establece otro equilibrio separador en el que Lindell aparece como el que dice la verdad, y Dominion, el Sistema Electoral, el campo de Bien, aparecen como los mentirosos y criminales.
El equilibrio separador en este juego de señales demuestra entonces que Sidney Powell y Michael Lindell no son, como el Grandes Medios ha tratado de retratarlos, mentirosos, sino héroes. Héroes de los Estados Unidos de América y su gente. Los Grandes Medios, si sirvieran a la gente, deberían aplaudir su valentía, no atacarlos. Otro indicio de que los Grandes Medios han traicionado a los ciudadanos estadounidenses y a su nación, ya que se han colocado en contra de sus intereses y sirven a los enemigos de su república. Y también están actuando como cobardes, ya que están en connivencia para abusar de simples ciudadanos. Un claro indicio de que el virus del sistema rentista se está apoderando de Estados Unidos aquí: los poderosos, sin tener razón, utilizan todo su poder e influencia para imponer su voluntad, actuando como matones, sobre los indefensos ciudadanos patriotas, y para amenazar a quienes que se atreven a confrontarlos. Esto debería avergonzar no solo a los Grandes Medios, sino al sistema de justicia, permitiendo que tales injusticias ocurran en su propia cara.
Dominion, los políticos, los jueces y los medios
Como dijimos, Dominion está llevando a Michael Lindell, Sidney Powell, Rudy Guilliani y otros a los tribunales, en particular a algunos medios de comunicación. El argumento es la difamación. Lo que hemos dicho sobre los políticos y las instituciones públicas se aplica también a esta empresa privada. La razón es que cumplió con un deber público, que por su parte es un deber sagrado en una democracia, además de eso. El juez, admitiendo el juicio, ha incurrido en una grave transgresión a la libertad de expresión, establecida en la constitución estadounidense, y en la política en general, como hemos argumentado, ya que es la base de cualquier democracia representativa.
Es de hacer notar la coincidencia exacta en el tiempo entre la decisión del juez y el Cyber Symposium organizado por Michael Lindell. Dado que la disciplina económica estudia los incentivos, este hecho apunta a una práctica mafiosa adicional en ese sentido: tiene incentivos para intimidar a las personas que se atreven a confrontarlos y ponerlo como ejemplo general. También señala una razón para investigar los motivos, los incentivos, del juez en cuestión.
Pero hay más. Dominion también está transgrediendo las normas más básicas de comportamiento de las empresas privadas en el mercado. Asumamos, por ejemplo, que Tesla enfrenta críticas de los consumidores con respecto a los frenos de un modelo de automóvil en un año determinado. Puede ser que la crítica sea falsa o verdadera. En el primer caso, la firma acude al público y demuestra que es falso, probándolo con una demostración técnica pública. Si es cierto, inmediatamente retira todos los autos defectuosos y reemplaza los frenos. En el primer caso, Tesla toma como algo bueno la oportunidad de poder mostrar al público la alta calidad de sus productos. En el segundo caso, reflexiona sobre sí misma, se disculpa y compensa a los clientes perjudicados, tratando de restablecer su prestigio.
El instrumento de las garantías de compra en el mercado también funcionan de esa manera: en presencia de información asimétrica, en que la empresa sabe más de sus productos que los consumidores, la misma busca con esto asegurarse la confianza de los clientes al permitir una total transparencia que elimina, la práctica, la asimetría de información.
Dominion, en lugar de satisfacer a los consumidores de sus productos, ha evitado la transparencia. De hecho, ha introducido sistemáticamente demandas judiciales contra quienes la han denunciado como fraudulenta, por un lado, y no ha cumplido con las citaciones para comparecer ante las auditorías públicas de Maricopa, por el otro. Para justificar este tipo de acciones, Dominion afirma que sus clientes son los políticos que los contrataron y que son una organización privada, no pública. Pero en democracia, un organismo público puede delegar en una empresa privada una acción pública, como en este caso: son las autoridades electorales las que contratan a Dominion para procesar y contar los votos. Por otro lado, los políticos que contrataron a Dominion representan al pueblo. Cuando permiten que la firma actúe de esta manera contra el soberano, son dos veces culpables de traición a quienes los eligieron. Ahora bien, el hecho de que Dominion actúe de esta manera también demuestra que Estados Unidos ha caído en el rentismo, donde no se respeta el estado de derecho en una nación democrática. Los poderosos, en este caso empresas privadas, intimidan a la gente en asuntos políticos sin consecuencias contra estos crímenes: ni en los tribunales, ni en los medios de comunicación, que también es culpable de traición, como lo implican nuestros argumentos.
Todo esto apunta al veredicto de culpabilidad de Dominion en la corte ciudadana. Igualmente, todos aquellos políticos, jueces y medios que actúan de esta manera, permitiendo que Dominion no sea transparente y ataque a los ciudadanos, también son culpables. En al menos dos crímenes.
La mecánica, el alcance y la existencia de la conspiración
Queda claro que, utilizando la información proporcionada por el artículo de Time
https://time.com/5936036/secret-2020-election-campaign/?utm_source=twitter&utm_medium=social&utm_campaign=editorial&utm_term=politics_2020-election&linkId=110717147 Hubo una conspiración de amplio alcance, no necesariamente criminal, para derrotar a Donald Trump, aunque no usan el término con la profundidad y alcance que proponemos aquí. Es una base muy relevante de nuestra teoría, si conectamos las piezas del rompecabezas, como se explicará en este apartado. El grupo de conspiradores estadounidenses, según Time, incluía la red sindical estadounidense más importante, la cámara de empresas privadas más importante, la dirección del partido democrático, muchos líderes del partido republicano, los Grandes Medios, las Grandes Empresas Tecnológicas y muchas otras organizaciones sociales y políticas.
Por otro lado, si las afirmaciones de Michael Lindell, comenzando por su video, “Absolute Proof” (https://michaeljlindell.com/ Transcripción: https://twitter.com/Sabiens/status/1361713386262781960?s= 20) y cerrando con su Cyber Symposium son ciertos, también estaría claro que China y otros países como Irán han utilizado muchos recursos, incluida su capacidad de ciberguerra, para implementar una conspiración criminal para deponer a Donald Trump y favorecer a Joe Biden. Esos conspiradores de carácter criminal usarían esa alianza de conspiración doméstica para afectar las elecciones estadounidenses en su favor geopolítico estratégico. Muchos de esos líderes nacionales no tenían porqué saber que la conspiración internacional los estaba utilizando contra los intereses de su nación en términos de daño sistémico a sus instituciones. Si algunos de ellos lo supieran, serían traidores directos. Pero los demás solo serían agentes instrumentales. No serían criminales con la intención de matar su democracia. Pero de ser cierto, sería un hecho que han participado en la matanza de su nación. Nuestra conclusión es que las afirmaciones de Lindell son ciertas, debido a su “señal costosa” de la que se habló antes. Pero eso lo confirman además varios análisis práctico-teóricos independientes que muestran imposibilidades estadísticas, como el utilizado por el Dr. Douglas Frank, basado en la coincidencia entre la gráfica del número de boletas recibidas y la gráfica de votantes registrados y datos censales.
Ahora bien, aunque un número importante de los actores de la conspiración desconocían el verdadero alcance y las consecuencias de lo que estaban haciendo y de sus acciones, por un lado, había un liderazgo claro para todo el proceso, por el otro, lo que es perfectamente posible para este tipo de situaciones es una especie de mecanismo activado de criticalidad auto-alcanzada. En apariencia para deshacerse de Donald Trump. Pero el objetivo, en realidad, era mucho más grande: iniciar la desaparición de Estados Unidos como líder mundial en todos los aspectos de la vida, incluidos los campos económico, financiero, monetario y militar, por un lado, y por el otro, marcar el comienzo de una nueva era en la que los nuevos poderes alternativos, el “estado profundo” que lidera la conspiración, toman el control del mundo entero.
La teoría de un equilibrio de coordinación de manchas solares explica la mecánica del proceso de criticalidad auto-alcanzado y completa el cuadro de lo que realmente sucedió en esta elección, con la ayuda del artículo de Time: no todos los actores involucrados tenían que estar coordinados de arriba hacia abajo para para que la teoría de la conspiración tenga sentido. Solo un evento público (una mancha solar, vista con lentes especiales por la gente previamente seleccionada), señalado por líderes confiables, fue suficiente para activar una reacción en cadena de enlaces conectados directa o indirectamente. Como es habitual en las guerras reales, no todos los círculos de la jerarquía piramidal de la parte organizada del proceso saben lo que hacen los demás.
Cuando inicias un proceso auto-organizado, también esperas y permites creatividad, o incluso aparente anarquía, especialmente en los escalones inferiores de la pirámide, como claramente sucedió en este caso. El elemento importante para la coordinación en el plan es enfocar la alineación de las fuerzas hacia el objetivo común. Los Grandes Medios hicieron ese trabajo en los eslabones intermedios e inferiores de la cadena con mucha anticipación (incluso previamente a que Trump asumiera el cargo cuatro años antes) y con suficiente cobertura utilizando todo tipo de artimañas, como falacias lógicas del hombre de paja, centrándose en los problemas relacionados con el carácter de Donald Trump, como su supuesto racismo, por ejemplo. El lema propagandístico era “vayamos todos contra Donald Trump, nuestro enemigo personal, grupal y nacional”. En tal proceso de guerra con compartimentación, si un pelotón cae en manos del enemigo, no es capaz de culpar a los demás, aunque quiera: ellos mismos cargan la culpa, ya que no tienen información sobre el resto de los agentes de la conspiración. De esa manera, todo el proceso no se ve comprometido.
Aunque China y el resto de los conspiradores ganaron esta batalla, los dos “milagros” que menciona Michael Lindell marcan dos errores cruciales que revelan la escala completa de la conspiración. Uno, el patrón común en los escalones inferiores de la pirámide, con frecuentes errores que no permitían a los conspiradores ocultar las prácticas fraudulentas programadas (como la votación de personas fallecidas, el doble conteo de boletas, el tamaño del contenedor de adjudicación), que dejaba al descubierto la pistola humeante del crimen. El otro milagro ocurrió porque también hubo un error en la parte superior de la pirámide. En este nivel se cometieron grandes errores porque, aunque se garantizó que elementos clave de la comunidad de inteligencia interna de los EE. UU. como la CIA, el FBI, el Departamento de Justicia y el Departamento de Seguridad Doméstica, serían parte de la conspiración en algún lugar de la cadena, los Hackers informáticos patriotas independientes pudieron detectar el problema de las actividades de intrusión de los Cyber piratas contratados por la conspiración operando directamente desde territorio chino y desde el resto de lugares relacionados con la misma red.
Rentismo y las batallas en el campo cultural
Hemos concluido que en un juicio político simulado se demuestra que la conspiración y el fraude son ciertos, con algunas complejidades aparentes explicadas plausiblemente. Pero, ¿por qué importa aquí lo que piense el pueblo estadounidense, el sentido común, la lógica económica y la verdadera justicia? Si usted pensaba así cuando llegamos a la conclusión, ya sea porque favorece a Biden y no le importa la democracia, los principios, la justicia, la lógica, el estado de derecho, o porque es un patriota pero ha perdido la esperanza, entonces está yendo, en cualquiera de esos casos, al meollo del problema: lo que está en juego es la república democrática de Estados Unidos.
Desde la perspectiva más simple, un sistema político tiene por un lado una estructura, relacionada con las instituciones, como la constitución, las leyes, los poderes públicos. Por el otro, tiene una cultura, relacionada con el conocimiento, las creencias, la información, la tecnología, las expresiones artísticas y las organizaciones de comunicación. En relación con la cultura, fíjense en nuestro comentario anterior sobre lo que la gente cree sobre sus derechos políticos y sus responsabilidades frente a los políticos. Los Grandes Medios y algunos políticos han tratado de imponer una cultura de principios equivocados en cuanto a la presunción de inocencia, y eso indica un claro síntoma de rentismo, que en sí mismo es un sistema sociopolítico, alternativo a la república democrática estadounidense.
En cualquier país hay cazadores de rentas: organizaciones privadas que buscan un beneficio a través de una relación con el Estado. El rentismo se da cuando un grupo de esas organizaciones llega al extremo de capturar las instituciones de ese Estado, que se convierten en sus servidores, no en los servidores del pueblo, a través de sus títeres allí. Los cabilderos, que utilizaban los cazadores de rentas antes del rentismo se convierten ahora en representantes de esos intereses en esas instituciones. Este tipo de beneficio, que no proviene de la productividad económica, se llama “renta” en economía, y de ahí viene el nombre de enfermedad política.
En el contexto de un país dado, si los ciudadanos, y no los políticos, tienen la carga de la prueba, y así lo creen, un caso de corrupción política será prácticamente imposible de demostrar, porque en sí mismo, ese arreglo refleja que el país ha sido infectado con el virus del rentismo. Y en ese sistema político, los delincuentes tienen el control de las instituciones, que son parte de la estructura del sistema. Lo que en realidad sucedería es todo lo contrario: cualquier ciudadano, testigo, que acuse a un político de corrupción y trate de llevar el caso a los tribunales, terminará siendo declarado culpable siendo inocente, y el acusado sería declarado inocente, siendo culpable. Es el mecanismo que utilizan los que capturan al Estado en esos países para desalentar la crítica y frenar cualquier iniciativa que persiga cambiar ese estatus quo y restaurar o establecer una democracia verdadera revolucionaria: mientras se usa la ley para perpetuar el sistema, la víctima se convierte en criminal.
Ese tipo de comportamiento mafioso ya se ha dado, en gran medida, incluso antes de estas elecciones, en el Departamento de Justicia, muchos tribunales y el FBI, entre otros, como explica Sydney Powell en esta conferencia:
https://www.youtube. com / watch? v =LTV1Y_QuZOM Esas instituciones, que ya estaban en grave peligro, sin duda por lo que dijimos, fueron utilizadas para la captura del poder ejecutivo del gobierno nacional, y con eso, la nación inició un camino sin retorno al rentismo en toda regla, a menos que se produjera un fuerte impacto. devuelve el país, como comentaremos a continuación.
Pero nuestro punto aquí es que la guerra de nueva generación que describimos incluye, entonces, la cuestión de los valores culturales, la moral y las creencias y su combinación con la matriz institucional del sistema. Los verdaderos dictadores de esos países son los que no quieren ser juzgados por el pueblo sino imponerse al pueblo, no sólo juzgándolo, sino condenándolo si se queja. Y acusan a personas como Donald Trump de ser un dictador, porque él se les opuso como ningún presidente antes se atrevió a oponerse a los medios de comunicación y las empresas tecnológicas como Twitter, Facebook y Google, instrumentos muy utilizados en esta guerra por el cartel de cazadores de rentas para capturar a los Estados Unidos a través de este importante paso de la elección presidencial.
Para algunos de los lectores, especialmente los demócratas honestos, eso podría no ser suficiente para convencerlos. Deberían echar un vistazo a este artículo muy bien documentado sobre el tema:
https://imprimis.hillsdale.edu/control-need-rein-big-tech/
Allí se puede ver que las Grandes Empresas Tecnológicas son capaces, en base a su conocimiento de cada persona, de inducir, en un grado determinante, no solo lo que compra, sino también por quién vota esa persona. Incluso pueden afectar su ideología, como se explica en el ejemplo de Facebook. Por lo tanto, se puede concluir que muchos ciudadanos estadounidenses no votaron en esta elección. Fueron las Big Tech y los Grandes Medios quienes votaron por ellos mientras poseían, como demonios, sus mentes y sus voluntades. Además del fraude ya demostrado, este es también un tipo de fraude más profundo que, si se tolera en una sociedad, deja de ser una democracia, en la que se supone que los ciudadanos deben ser respetados por las Big Tech y los medios de comunicación, así como por todas las instituciones y todos los políticos: se supone que sus mentes y voluntades son sagradas sobre la base de los principios de la libertad y los derechos políticos personales.
Pero no se conforman con eso, como explicaré más adelante: son tan descarados que están anunciando públicamente el primer ministerio del Estado Profundo, el Ministerio de la Verdad: https://news.microsoft.com/2021/02/ 22 / entidades-de-tecnología-y-medios-unen-fuerzas-para-crear-un-grupo-de-estándares-dirigido-a-generar-confianza-en-el-contenido-en-línea / Que es exactamente lo mismo que hicieron Chávez y Maduro en Venezuela, además imponiendo la “Ley del Odio” para controlar lo que dicen los ciudadanos contra su régimen totalitario.
De todo ello concluimos que la batalla en el campo de la cultura, la moral, la información, la tecnología, las comunicaciones e incluso el espiritual está a la vanguardia dentro de esta guerra de nueva generación y mundial, en la que el armamento y los escenarios territoriales físicos tradicionales quedan relegados a roles menos importantes. El territorio del estado profundo es ahora la mente y el espíritu, y a ese nivel llega la esclavitud de los vencedores delincuentes. Como hemos visto, Estados Unidos ha sido derrotado sin que se escuche un solo disparo. En esta guerra, los patriotas, independientemente de su ideología, y sus aliados internacionales, están al otro lado, luchando por rescatar el poder para el pueblo: restaurar la república democrática estadounidense.
El agujero negro político del Rentismo
Todo esto confirma la teoría de la conspiración que escribí en diciembre como un venezolano experimentado con formación en Economía. Fue un aviso para todos los ciudadanos estadounidenses independientemente de su afiliación partidaria o preferencia política:
https://www.movimientolibertadores.com/doc/MessageUScitizensv2.pdf
Como dije allí, la proclamación de Joe Biden significa nada menos que la captura de la rama ejecutiva del gobierno nacional de Estados Unidos por un cartel mafioso de agentes caza-renta nacionales e internacionales. Significa el comienzo de la caída de la república democrática de los Estados Unidos y el comienzo de un nuevo tipo de sistema político caracterizado como una variación del sistema político rentista venezolano de la Maldición de la Abundancia descrito en ese artículo: la enfermedad del rentismo ya mencionada aquí.
Las organizaciones que capturan las instituciones del país son una oligarquía de mafias configuradas para tal fin. Aunque no siempre están en completa connivencia y suelen competir entre sí, en la práctica actúan como un cartel mafioso que utiliza luchas de poder de facto y no la ley para resolver sus diferencias, ya que no están sujetos al estado de derecho. Un cartel implica colusión, como cuando un grupo de oligopolios se pone de acuerdo para conformar un monopolio, pero uso el término porque, aunque las mafias componentes no estén del todo coordinadas y las luchas internas sean considerables, actúan como una unidad frente al enemigo y/o esclavo común: el pueblo. Usan los mismos estilos, las mismas prácticas, la misma red de contactos para ayudarse entre sí cuando es necesario: a nivel de los medios, a nivel del sistema judicial, a nivel de la ciudadanía (infiltrando y comprando personas, por ejemplo), a nivel electoral y a nivel institucional, captando cada vez más agentes allí.
Ese tipo de razones explican lo que se observa como hechos en países con rentismo: el sistema funciona como un agujero político negro, un equilibrio dinámico estable que captura por completo, a través de un proceso convergente en el tiempo, a toda la nación y a todas sus instituciones públicas. Estados Unidos ha dado, con este resultado electoral, un paso fundamental para pasar de una democracia a un régimen de facto de nueva generación. Paradójicamente para muchos, como vemos, el dictador no era Donald Trump, sino el cartel de la mafias que actuaba a través de un conjunto de marionetas, incluido Joe Biden. Para quienes no lo saben, un sistema dinámico es estable si tiene un punto fijo al cual converge si está cerca de él. Si está en ese punto, no sale de él (por eso se llama punto fijo). Y si, por alguna perturbación exógena sale de él levemente, vuelve a él en el tiempo.
El cartel de la mafias utiliza todo tipo de métodos no democráticos para avanzar en sus propósitos de capturar completamente al país mientras se encuentra en el proceso de convergencia. Desde miles de millones de dólares para comprar conciencias de actores clave, pasando por propaganda para esclavizar la voluntad de los ciudadanos, hasta extorsión, secuestro, cancelación (despido, obstrucción de la capacidad de comunicación), encarcelamiento e incluso asesinato de opositores políticos. Es parte de su naturaleza entrar en una guerra de facto todoabarcante todo una vez dado este paso de capturar la rama ejecutiva del poder nacional, con el fin de obtener todo el pastel, ya que no se contentan con solo una parte.
Cuando se llega al equilibrio de largo plazo de ese sistema, el punto fijo, se pierde el estado de derecho por completo, ya que las elecciones que se obtienen, la base de la democracia, están empañadas con todo tipo de artilugios, que comparados con los que se han observado en este momento por el fraude, describo arriba, son bastante tímidos en comparación, y las elecciones de ahí en adelante se utilizan para perpetuar y reproducir el régimen de facto que garantiza el poder al cartel de mafias, y se lo expropia por completo a los ciudadanos, quienes pasan a ser, de dueños, a siervos. Más que siervos, esclavos, en este caso del Estado Profundo, por lo que hemos descrito de la dominación mental y espiritual.
Para entenderlo mejor, observemos los síntomas de la enfermedad sistémica, claramente observados en Venezuela en los aspectos políticos de la misma: corrupción endémica, populismo rentista, centralización institucional, centralización territorial, militarismo -las instituciones militares y de inteligencia se convierten en los agentes de defensa del cartel mafioso-, subdesarrollo económico, control del proceso electoral para colocar marionetas al mando en todos los niveles y lugares -independientemente de afiliación o ideología partidista; y cultura rentista a nivel ciudadano.
Esas son las razones por las que, si no hay una fuerza fuerte que detenga al cartel, como el pueblo estadounidense que se une para actuar ahora, en lugar de hacerlo más tarde (en cuatro años, por ejemplo) para tratar de recuperar el estado de derecho, el la esperanza de restablecer la república que pretendían los padres fundadores de Estados Unidos será extremadamente difícil.
Sobre el asalto al Congreso de Estados Unidos
Culpar a la víctima es normal para los delincuentes, y aquí hemos analizado en parte ese asunto. Al respecto, comentaré el tema del asalto al Congreso en Estados Unidos y los paralelos con el asalto a la Asamblea Nacional en Venezuela. Cosas totalmente diferentes e incomparables. En Venezuela era cierto. Pero es que los gobiernos de Chávez y Maduro estaban en el poder y la Asamblea Nacional fue la víctima. En Estados Unidos sucedió lo contrario: hubo un fraude masivo, como hemos demostrado, y el pueblo se sintió impotente, despojado de su poder como soberano de su nación.
Trump no convocó a la gente a un allanamiento violento del Congreso, como incluso ahora constató el FBI, sino a una manifestación legítima y pacífica, y hubo infiltración de los conspiradores para culparlo: tenían todo planeado para tomar la foto e incriminarlos. Cualquiera que sepa de política básica y propaganda puede inferir eso sin un curso especial en juegos estratégicos, y también darse cuenta de que tal evento se volvería en contra de Trump, por lo que es claro que este no tenía incentivos para hacerlo. Cuando analizas un crimen, lo más básico es buscar la motivación. Y esta no existe aquí por lo dicho, lo cual debería dejar claro a cualquier juez, y al pueblo mismo, quién es el culpable aquí, y quién es la víctima.
Pero incluso si la violencia hubiera sido realizada por partidarios de Trump, el veredicto es muy diferente: los perpetradores fueron los conspiradores que cometieron fraude y quienes los apoyaron. La razón es que no se puede culpar a una víctima que ha sido apuñalada si llama al agresor "hijo de puta" mientras lo matan. No se justifica que el asesino haga un escándalo si la víctima se comporta de manera "irrespetuosa" mientras es asesinada. Esto es lo que hicieron aquí los líderes del asesinato de la nación estadounidense: culparon a los que se quejaban de haberles quitado su país, sus vidas. Las muertes de ese incidente y la falta de respeto a las instituciones serán imputadas a los criminales electorales.
Los agresores también culpan a otra víctima, Donald Trump, quien ha actuado como un formidable guerrero y aliado defendiendo a la nación estadounidense y a los ciudadanos, en eventos públicos, como juicios políticos amañados y campañas de difamación. Es habitual que los criminales culpen a la víctima, pues, en este caso para ocultar el conflicto real y su resultado verdadero, y tratar de neutralizar posibles futuros resurgimientos de su enemigo para con eso ganar la guerra, no solo esta batalla. Y ganar el mundo entero a partir de ahora.
Alianza global entre capitalismo corporativo y comunismo
De hecho, como sabemos, el estado de derecho realmente no existe en todo el mundo. En particular, la ONU tiene muy poco poder para controlar ese cartel de mafias que se auto-conceden el lujo de pretender construir, ellos mismos, un estado mundial, que hemos acordado llamar, como hacen otros autores, "Estado profundo". El primer ministerio conocido públicamente es el que describimos, el de la "verdad".
Si EE. UU. cae en este agujero negro, todo el mundo eventualmente, más temprano que tarde, también lo hará, dado el alcance de lo que está sucediendo y la velocidad de la dinámica de convergencia de dicho sistema y, como es fácil de inferir, la enfermedad del rentismo es completamente contagiosa. Si bien Venezuela seguirá siendo utilizada como plataforma base para el avance del cartel de la mafia a nivel latinoamericano, los propios Estados Unidos se utilizarían como plataforma base para apoderarse del mundo entero.
Podemos ver claramente, por la naturaleza de los principales titiriteros del cartel de la mafias, que se trata de una alianza entre un cartel de corporaciones privadas globales (una colusión de oligopolios globales) con estados socialistas-comunistas-islámicos, como China e Irán, que quieren para crear una sociedad panóptica global, donde los esclavos son los ciudadanos del mundo, y los poderosos jefes que todo lo abarcan son los miembros de ese cartel de mafias. Un sistema mixto de capitalismo corporativo (no competitivo), con una especie de comunismo sofisticado que gobierna a nivel “estatal” (el cartel mafias que gobierna el mundo).
Podemos inferir fácilmente que ha habido una batalla de nueva generación a gran escala en las elecciones presidenciales. China y las corporaciones ganaron esta batalla crucial en la guerra mundial y Estados Unidos ha sido derrotado en esa batalla. Es muy posible que la nación pierda también la guerra, si no se produce una conmoción para contrarrestarla. El país ha sido humillado a tal grado que no se utilizó un solo tiro para la derrota y la mayoría de los ciudadanos estadounidenses no lo saben; la mitad de la población está celebrando la aplastante derrota de su país sin darse cuenta de que han sido utilizados como instrumentos de su desaparición y para un nuevo tipo de esclavitud, han sido engañados al pensar que esto es bueno para ellos.
¿Quién ganará? Conclusiones
La conclusión de los juicios políticos es que Biden y todo su bando son culpables de conspiración y fraude electoral, y Trump y su bando no estaban mintiendo. La afirmación fue probada en la primera sección de acuerdo con la lógica económica, el sentido común y el pueblo estadounidense. Esa teoría está sujeta, en principio, a los dos tipos de errores comentados anteriormente en cada caso juzgado en esta simulación: Existe la probabilidad de que Biden sea inocente y que Trump sea un mentiroso. Como en toda teoría científica, como pretende ser la presentada aquí, nueva evidencia puede hacernos dudar de nuestra conclusión. Ahora bien, aunque siempre hay que estar abierto a cambiar de opinión, lo que estamos viendo sobre la nueva evidencia que va saliendo, con nuevos estados pidiendo auditorías forenses, la cosa es al contrario: esa teoría se está confirmando más y más, y creo que esa tendencia va a seguir.
En todo caso, es crucial, dado que se trata de un juicio político, qué piensa la población de esas conclusiones y cuál es la probabilidad de cada uno de esos errores. Creo que mi análisis aclara las mentes de muchos ciudadanos estadounidenses, incluidos los demócratas patriotas, y los pone a pensar en el marco real para juzgar lo que está sucediendo, especialmente con respecto a lo que significa, como vimos en las siguientes secciones: no es una cuestión de Biden vs Trump solamente, sino sobre el carácter político-institucional de la nación estadounidense. Y también con respecto al diagnóstico de lo que está sucediendo, ya que la guerra es solo el comienzo, y la narrativa de los Grandes Medios y las Grandes Corporaciones Tecnológicas continúa evitando esos problemas y enfocándose en temas como la raza, la cultura, el Covid, las fallas reales o inventadas de algunos de los partidarios de Trump, etc., para involucrar a todos en ellos en algo distinto a lo principal y continuar dividiendo a la gente. Es parte de la guerra de nueva generación a toda velocidad.
El proceso de convergencia hacia el sistema rentista sólo puede detenerse si un shock exógeno al sistema rentista lo suficientemente fuerte invierte el curso y restablece la república democrática como el nuevo punto fijo estable en el sistema dinámico al cual converger desde la perturbación experimentada.
Hay incentivos en muchos actores estadounidenses para tratar de oponerse al sistema rentista y revertir la situación, y todavía es posible producir un shock de la magnitud requerida. En particular frente a los hechos del deterioro de la economía estadounidense, la seguridad nacional y personal (incluido Afganistán), las fronteras, etc. Los ciudadanos son los máximos dolientes en este estado de cosas, sobre todo de cara al futuro, y esto incluye a los ciudadanos del mundo entero, por lo dicho sobre las consecuencias mundiales de esclavismo de nueva generación que implicaría la hegemonía del estado profundo.
De hecho, como en un mercado, la teoría económica predice que esos actores con incentivos van a actuar, como cuando los consumidores se unen en un solo bloque y realizan un boicot a un producto venenoso, por ejemplo. Ese tipo de movimiento es predicho por la misma Teoría de la Agencia que usamos arriba, ya que en un mercado, los consumidores juegan el papel de principal y los productores el papel de agentes. Entonces, los ciudadanos, como consumidores, juegan un doble papel en este enfrentamiento. Es de esperarse, entonces, que los ciudadanos estadounidenses se unan en una alianza una suerte de “Pacto de Todos los Patriotas” tanto en Estados Unidos, como en el mundo, independientemente de su orientación política y social, y actúen ahora mismo con todas las fuerzas que les quedan en este momento para recuperar su nación. Esa fuerza incluye las instituciones no completamente capturadas por el cartel de la mafias, como el Tribunal Supremo de la Nación, la mayoría del personal militar activo y retirado, la parte honesta de los líderes políticos, la mayoría de los líderes sindicales y del sector privado, muchos agentes de la comunidad de inteligencia, muchas organizaciones de base y aliados y ciudadanos extranjeros, como la mayoría de los venezolanos, país de mi nacionalidad.
Dado que existe una importante oportunidad para que los ciudadanos, y sus organizaciones de base, se den cuenta de lo que ha sucedido y lo que está sucediendo, es de esperar, dados esos incentivos, que se unan y luchen la batalla en cada condado, en cada ciudad y Estado, en cada tribunal, en cada momento, eligiendo un nuevo liderazgo en cada partido, haciendo compras en las empresas patrióticas y mercados locales, boicoteando a los agentes percibidos como traidores, creando redes sociales sin fines de lucro propiedad de ciudadanos, o de patriotas adinerados, surgimiento de nuevos medios privados que compiten para decir la verdad que los grandes medios ocultan, etc.
Tal alianza estaría justificada porque no se trata de una cuestión de derecha versus izquierda, republicano o demócrata, sino correcto o incorrecto; el asunto es la república democrática de los padres fundadores o un sistema rentista con dominación extranjera. No tendrán que esperar, como hizo Michael Lindell, a que Donald Trump actúe solo, o esperar cuatro años. La guerra ha comenzado de lleno y es de esperar que cada vez más personas empiecen a actuar ahora, sin dejar para mañana lo que pueden hacer hoy. Nuestra teoría, a medida que se va confirmando, va a ser útil en esas batallas, ya en pleno desarrollo.
Y sobre eso, una palabra acerca de los ciudadanos que votaron por Joe Biden. La mayoría de ellos fueron engañados. Para convencerlos, muchos líderes cristianos, como Lindell y otros, están actuando con paciencia y comprensión con ellos. Ahora, los no cristianos también tienen incentivos para utilizar el principio más básico de la administración de empresas para los buenos vendedores: el cliente "siempre tiene la razón". Están “vendiendo” un producto, lo cual es bueno, sin duda, para ellos. Incluso si los clientes no se dan cuenta. Por eso el vendedor tiene que ir con infinita paciencia para ganárselos al esfuerzo político común. Los buenos vendedores nunca atacan al posible cliente. Podrían atacar sus ideas, pero la falacia ad hominem debería estar estrictamente prohibida en tal Pacto de Todos. Podrían atacar a los líderes allí en el campo de Biden, a los percibidos como traidores, ya que ese es un derecho de los ciudadanos en una democracia. Pero no las personas que fueron engañadas y están de ese lado solo por error. Los miembros del pacto no les piden que les guste Donald Trump. Solo que les guste su nación nación y que actúen en consecuencia. Incluso es muy posible que si algunos líderes instrumentales de la conspiración se dan cuenta en este momento de lo que realmente sucedió, por ejemplo empresarios y cámaras de comercio, además de sindicatos de trabajadores, asociaciones de negros, latinos, mujeres, ancianos, etc, adopten medidas para reconquistar su país con el resto de Estados Unidos miembros del pacto sin renunciar a su voluntad. puntos de vista sociales y políticos.
Dado el contexto internacional del que hablé, Estados Unidos puede convertirse en el líder mundial de una nueva era: la recuperación del poder de los ciudadanos en todo el mundo y la restauración, sobre bases nuevas, más eficientes y democráticas. En el artículo complementario
https://www.movimientolibertadores.com/doc/SignalingGameFraudUS.pdf
hablo en la parte final sobre quién gana un juego de facto como este: el jugador que tenga más fuerza relativa. Sin duda alguna, China y las grandes corporaciones transnacionales tienen más fuerza fáctica que el campo de Trump, por sus ventajas financieras, mediáticas, etc, invertidas en un gran negocio sucio que provee una ganancia descomunal.
Aún en esa materia no todo está perdido, pues todavía hay muchos políticos honestos, empresarios y trabajadores que quieren luchar, lo mismo que la mayoría de los militares. Pero, según argumento, el ingrediente principal en el resultado final va a ser la moral y el espiritual, además de la verdad sobre la conspiración y el fraude. Y en estas materias, el campo patriota, impulsado por los valores judeocristianos, tienen mucha superioridad por sobre el fanatismo islámico, el comunista, y el fin de lucro. La posibilidad de un retorno de Trump, antes del 2024, es bastante alta: David ganaría sobre Goliat, debido a su moral de combate y a su inteligencia superiores.
Anexo espiritual: El arma cristiana.
Hasta ahora mi análisis se basa en fundamentos científicos, que someto a la falsación rigurosa a quien se anime, que con gusto responderé. Esta sección es aparte, solo para creyentes, que no contradice lo demás, sino al revés: lo reafirma. Proviene de mis convicciones personales espirituales, pues estoy convencido que, contrariamente a lo que dice el consenso comunista-liberal, sin las leyes espirituales no entendemos las naturales y sociales, en particular la política y la economía. Escribí mi advertencia a los ciudadanos estadounidenses el 28 de diciembre, el día de los inocentes, cuando recordamos la matanza, por parte de Herodes, de los bebés de Belén con la intención de matar al niño Jesús. A pesar de que todos esos bebés murieron, la movida no logró matar a Jesús gracias a los tres sabios que vinieron del extranjero a verlo y gracias a San José, quien escuchó el mensaje de Dios para evitar la muerte del niño Dios. Jesús triunfó no sólo contra Herodes, sino contra la muerte misma y trajo la primera semilla de salvación a la humanidad. La primera venida del Mesías.
Este movimiento bélico que hemos descrito de China, Irán y el cartel mafioso internacional de corporaciones producirá muchas muertes, literalmente. Es lo que quiere el Estado Profundo, realmente, con sus inconfesados propósitos “ecológicos” dada la superpoblación del planeta y el desbalance con la naturaleza. Pero, según lo que vemos en términos de degeneración humana, política, económica y ecológica, confirmado por un consenso bastante grande entre profetas cristianos, y estamos en el final de los tiempos, donde Satanás anda suelto y hay una gran posibilidad de la extinción humana. Según sabemos los creyentes, en el Apocalipsis viene la Segunda Venida de Cristo. La gente de bien derrotará al mal definitivamente, guiados por Dios mismo, Quien vendrá como Rey del Universo, no como bebé indefenso, escuchando Su llamado y empoderándose con una moral de combate invencible, material y espiritual, para ganar esta guerra definitiva.
"La verdad os hará libres". Jesus de Nazareth.